Analizando la zona del escaparate
podemos observar que es un escaparate abierto y concurrido, con 3 maniquíes de
figuras femeninas. Las prendas que podemos encontrar en el establecimiento son
para cierto público con poder adquisitivo, pero aun así son prendas accesibles
para bolsillos “mileuristas” (aunque sea como capricho). El tamaño de la tienda
hace que la atención al cliente sea más cercana dado al poco espacio que hay.
Justo frente a la entrada
encontramos el mostrador, cuya peculiaridad es que tras él, hay unas escaleras
que llevan al almacén de la tienda. Un punto clave de las escaleras es, que
bajo ellas, colocaron cajoneras con más ropa con lo que lograban aprovechar bien
el espacio y poder ofrecer mayor cantidad de productos a sus clientes.
La iluminación está distribuida
de varias maneras, por una parte la iluminación directa, utilizada para llamar
la atención o resaltar algún producto en
concreto; y por otra parte la iluminación indirecta, que servía para dar
ciertos matices a la tienda, todo ello sumado a la iluminación natural que
atraviesa la cristalera de la entrada.
Las prendas están situadas dentro
de armarios empotrados, con lo que hicieron darle una profundidad pero de esta
manera acercaban los productos hacia el cliente.
La gran peculiaridad de la tienda
es que tiene todos sus productos situados en la zona derecha del comercio,
dejando libre la parte izquierda para poner un gran espejo.
Había varios factores que hacían
de la tienda un lugar agradable y calmado, como podría ser el estilo jazz de la
música, el olor a perfume que desprendía la tienda y la tonalidad de las luces,
consiguiendo que el cliente se encuentre en un ambiente placentero.
Al fondo, tenían ubicados los 3
probadores para que los compradores se probasen las prendas, lo que hacía que tuvieran que atravesar toda la tienda y de esta manera poder fijarse en otros artículos.
No siempre hay que seguir las modas, un comercio antiguo, también tiene tirón hoy por hoy
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